¿Qué es verdad?

Ya está disponible la versión gratuita de otro trabajo central de Stefan Molyneux (On Truth: The Tyranny of Illusion). Bajo el título ¿Qué es verdad? La tiranía de la ilusión, este pequeño gran libro examina y esclarece el auténtico origen de toda irracionalidad y mito destructivo: la virtud de los padres. Leer este libro es adentrarse en […]

El Estado, invalidado – cuatro argumentos contra los gobiernos

Siempre que surge el tema de la disolución del Estado hay dos objeciones que aparecen constantemente. La primera es que una sociedad libre solo sería posible si la gente fuera perfectamente bondadosa o racional. En otras palabras, los ciudadanos necesitan un Estado centralizado porque en el mundo hay gente que es mala.

El primer y más obvio problema que tiene esta posición es que, si hay gente mala en la sociedad, también la habrá dentro del Estado – donde serán más peligrosos. Los ciudadanos pueden protegerse contra individuos malos, pero no tienen nada que hacer contra un Estado agresivo y armado hasta los dientes con policía y ejército. De ahí que el argumento que dice “necesitamos al Estado porque hay gente mala en el mundo” es falso. Lo correcto sería decir que el Estado debería ser desmantelado precisamente porque hay gente mala en el mundo, pues si no estos se verán inevitablemente atraídos por su poder como instrumento para lograr sus malvados fines – y a diferencia de los gamberros privados, la gente mala en posición de gobierno tiene a la policía y al ejército a su disposición para imponer sus caprichos sobre una población indefensa (¡y normalmente desarmada!).

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El gobierno es tu familia

Los niños suelen querer ciertas cosas: juguetes, caramelos, juegos electrónicos… y por supuesto quieren que sus padres paguen por ello. Tienen la idea de que Papa y Mamá simplemente… ¡tienen dinero!

Si les preguntas de dónde viene ese dinero la mayoría diría que Papá o Mamá trabaja… pero realmente no lo entienden, no se paran a pensar en el futuro o en guardar para mañana. Realmente ellos no comprenden lo que significa, a largo plazo, que sus padres se endeuden.

 

Los votantes suelen querer ciertas cosas: pensiones, sanidad, bienestar… y por supuesto quieren que el gobierno pague por ello. Tienen la idea de que los políticos simplemente… ¡tienen dinero!

Si preguntas a la mayoría de los votantes de dónde viene el dinero dirán: “pueeess… de mis impuestos, ¿no?”; pero realmente no saben, no piensan en el futuro ni en guardar para mañana. Realmente no se dan cuenta de lo que significa, a largo plazo, que el gobierno se endeude.

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